La especie exhibe un comportamiento reservado y es difícil de observar cuando está posada, evitando deliberadamente el movimiento en presencia de observadores, especialmente durante el periodo reproductivo. Suele adoptar una postura con la espalda arqueada y el cuerpo agachado, lo que le permite ocultar las partes inferiores blancas (Hamilton III & Hamilton, 1965:408). Se desplaza de manera silenciosa entre las ramas y se interna rápidamente en el follaje cuando es perturbada. Además, puede mostrar fidelidad a un punto específico de percha, al cual retorna repetidamente después de ser molestada (Slud, 1964:124). De acuerdo con de la Peña (2020:96), la especie mantiene hábitos predominantemente solitarios.
Alas largas y puntiagudas, con un batido profundo que contribuye a un vuelo rápido, directo y predominantemente horizontal, aunque este puede aparentar cierto esfuerzo. El estilo de vuelo, ágil y grácil, recuerda en parte al de los Apodidae. Durante el desplazamiento entre las ramas, el ave gira la cabeza de un lado a otro de manera frecuente, facilitando la exploración visual del entorno (Bent, 1940:62; Stiles & Skutch, 1989:184).
Se desliza silenciosamente mediante un vuelo aerodinámico, dejando ver en ocasiones sus partes inferiores blancas y las marcas blancas de la cola. Su larga cola ondula hacia atrás mientras avanza. En sus refugios sombreados mantiene un comportamiento sumamente discreto: rara vez se posa en lugares expuestos, permaneciendo inmóvil durante largos períodos dentro del follaje denso, o bien desplazándose con sigilo en busca de alimento (Bent, 1940:62).
La especie se acicala con frecuencia en perchas expuestas, actividad que también realiza durante la incubación en días cálidos (Hamilton III & Hamilton, 1965:410; Potter, 1980:19). Ha sido observada tomando el sol en mañanas estivales, a temperaturas aproximadas de 26 °C, mientras se mantiene posada en la vegetación a cierta altura. Durante esta conducta adopta una postura característica: alas extendidas y caídas, cola extendida y desviada lateralmente unos 80° respecto al eje corporal, plumas sin esponjar y pico cerrado. Puede permanecer inmóvil varios minutos o bien realizar ligeros movimientos de cabeza (Cracraft, 1964:187). Asimismo, es capaz de alternar la exposición del plumaje ventral y dorsal durante la termorregulación por insolación (Potter, 1980:19).
La especie responde al peligro adoptando una conducta críptica: suele permanecer inmóvil y luego desplazarse silenciosamente hacia la vegetación densa, orientando la espalda —cromáticamente más discreta— hacia el observador y ocultando el vientre y la garganta blancos (Hamilton III & Hamilton, 1965:408). Ambos adultos participan activamente en la defensa del nido y su entorno inmediato, incluido el árbol que lo sostiene y el suelo circundante. Frente a depredadores pequeños, como el Arrendajo azul (Cyanocitta cristata), pueden emitir llamadas fuertes tipo “Kowlp” y realizar exhibiciones de distracción (Potter, 1980:22).
La respuesta defensiva varía según el tipo y número de intrusos. Ante la aproximación de un depredador grande —por ejemplo, Halcón de cola roja (Buteo jamaicensis) o víbora ratonera (Elaphe obsoleta), el adulto que incuba permanece en el nido, mientras que la pareja puede volar hacia una percha visible, bajar las alas y elevar la cola sobre el dorso como señal distractora, o bien mantenerse tranquila en las proximidades (Potter, 1980:22).
En copas cerradas, esta exhibición consiste en un descenso lento y aleteante por el árbol de nidificación, con las alas elevadas y abiertas sobre el dorso para exhibir el rufo brillante de las primarias y la cola parcialmente extendida. Tras finalizar, el adulto suele posarse a menos de 45 m del nido y emitir llamadas “Kowlp” (Hamilton III & Hamilton, 1965:415).
En hábitats de nidificación abiertos, la exhibición adopta la forma de un vuelo lento, errático y vacilante, a aproximadamente un metro del suelo, alejándose del nido mientras hace destellar las manchas blancas de la cola y las manchas rufo de las alas. Esta conducta puede tener la función de inducir al depredador a perseguir al adulto y alejarse así del nido (Hamilton III & Hamilton, 1965:415).
VOCALIZACIONES
(Hughes, 2020)
Las vocalizaciones son útiles para diferenciar a los cucos simpátricos. En comparación con el Coccyzus minor, la llamada más frecuente del Cuclillo pico amarillo es más aguda, menos gutural y finaliza en “kow-kow-kow” o “kowp-kowp-kowp” (Evans, 1990:79). Es también más fuerte y de mayor duración que la del Cuclillo de pico negro. A diferencia de ambos, ni el Cozzyzus minor ni el Cuclillo de pico negro (Coccyzus erythrophtalmus) terminan con un enfático “kowlp-kowlp-kowlp-kowlp”. Las llamadas del Cuclillo pico amarillo y del cuclillo de vientre blanco (Coccyzus euleri) presentan similitudes, especialmente en las sílabas finales, aunque el Cuclillo pico amarillo suele ser silencioso en sus áreas de hibernación (Hilty & Brown, 1986:217) y durante la migración.
La intensidad vocal aumenta durante la formación de pareja y construcción del nido (abril–junio), continúa durante la nidificación (julio–agosto) y disminuye considerablemente tras el volantón de la última cría (Potter, 1980:24).
Las vocalizaciones —Kowlp, Knocker y Coo— pueden emitirse desde perchas altas (hasta 12 m; Hamilton III & Hamilton, 1965:409), en vuelo o al aterrizar (Bent, 1940:63).
Ya el primer día el polluelo produce un zumbido continuo de chasquidos cortos («qua-a-a-a»), similar al sonido de insectos cuando vocalizan varios pichones a la vez; es audible hasta 1,5 m. Este zumbido permanece hasta que crece el volantón, intensificándose a los 2–3 días (Hamilton III & Hamilton, 1965:417).
Demandan alimentos con un “cuk-cuk-cuk-cur-r-r-rrr”, seguido de un breve “curr” o “cuk-currrrr” tras alimentarse (Bent, 1940:58).
El pichón mayor produce un “croar” semejante al de la rana arbórea gris (Hyla versicolor).
Un día antes del emplumamiento, los pichones emiten entre 1 y 9 llamadas por minuto, tipo graznido, hasta el anochecer y nuevamente al amanecer (Potter, 1980:23).
También emiten llamadas de socorro, persistentes y ásperas «skwa-skwa-skwa-skwa-skwa» (Hughes, 2020).
Se reconocen al menos seis vocalizaciones principales (Bent, 1940:63; Hamilton III & Hamilton, 1965:409; Potter, 1980:18, 23; Clark et al., 2014:142; Hughes, 2020)
1. Llamada Kowlp
Secuencia de 8–12 notas guturales similares al golpeteo de madera: “ka-ka-ka-ka-kow-kow-kowlp-kowlp-kowlp-kowlp”. Las sílabas ka son más rápidas; las kowlp, más marcadas y espaciadas. Audible a 150–200 m; algo más fuerte y gutural que la del Cuclillo de pico negro (Coccyzus erythrophtalmus). Generalmente atribuida al macho, emitida durante la búsqueda de alimento, interacciones territoriales y cortejo. Puede funcionar como mecanismo de distanciamiento entre individuos o para atraer a la hembra.
2. Llamada de aldaba (Knocker Call)
Serie rápida y áspera de “kow-kow-kow-kow-kow”, similar a una aldaba metálica. Audible hasta 40 m; emitida por ambos sexos, especialmente desde el nido y perchas cercanas. Parece coordinar las actividades parentales y atraer al individuo ausente hacia la pareja.
3. Llamada de arrullo (Coo Call)
Secuencias suaves de 5–11 notas repetidas durante 3–7 s, con intervalos de 7–10 s. La región gular se infla con cada nota; el pico permanece cerrado (Lámina en Hamilton III & Hamilton, 1965:413). Emitida desde perchas expuestas, incluso lejos del hábitat de nidificación. La hembra produce una “versión suave” durante el cortejo, la cual puede inducir la cópula (Wilson, 2000:535).
4. Cuk-cuk Call
Rápido “cuk-cuk” emitido por el adulto al polluelo al eclosionar o al regresar al nido con alimento (Preble, 1957:476).
5. Llamada Mew
Vocalización quejumbrosa emitida durante exhibiciones de distracción frente a depredadores; se intercala con llamadas de aldaba.
6. Llamada de alarma
Sonido grave, similar al golpeteo de madera, sostenido mientras persista la amenaza. Común en las inmediaciones del nido o ante polluelos.
ALIMENTACIÓN
La dieta consiste principalmente en insectos grandes (orugas, cigarras, saltamontes y grillos) (Nolan & Thompson, 1975:496; Laymon, 1998:4), aunque ocasionalmente incluye pequeñas ranas arborícolas (Hamilton III & Hamilton, 1965:419), así como huevos y crías de aves (Beal, 1898:11; Bent, 1940:61). El consumo de frutos y semillas es escaso durante el verano (Bent, 1940:60), pero aumenta en las áreas de invernada (Rappole et al., 1983:15). También se han registrado presas específicas como orugas “gata peluda” (Hylesia nigricans) (Zotta, 1934:383; de la Peña, 2020:96), termitas en el Chaco (Bodrati & Salvador, 2015:82) e insectos de Lepidoptera y Orthoptera (Salvador et al., 2017:47). Durante la invernada consume además invertebrados terrestres y arbóreos, como chinches asesinas (Reduviidae) y saltamontes (Tettigoniidae) (Haverschmidt & Mees, 1968:150).
En la temporada reproductiva, las áreas de alimentación de las parejas pueden solaparse. El ave se posa discretamente mientras examina la vegetación (Stiles & Skutch, 1989:184) y frecuentemente espera a que el movimiento revele a la presa (Hamilton III & Hamilton, 1965:408). Obtiene alimento principalmente espigando insectos de hojas y tallos, por lo general desde una percha, aunque también puede revolotear de forma estacionaria. Es capaz de saltar hacia ramas inferiores para luego elevarse torpemente y capturar orugas agregadas, o bien caminar por las ramas hasta alcanzarlas mediante un estiramiento (Bender, 1961:214). Asimismo, captura insectos voladores, persigue presas desde el nido, e incluso utiliza las alas para rozar el follaje y desalojar insectos; rara vez caza saltamontes desde el suelo (Laymon, 1998:3). También persigue ranas y lagartijas tanto en árboles como a nivel del suelo, picoteándolas repetidamente hasta darles muerte (Clay, 1929:190). Ocasionalmente consume huevos y polluelos de aves (Beal, 1898:11).
En verano y otoño puede ingerir frutos silvestres, moras (Rubus spp.), saúcos (Sambucus canadensis), y uvas silvestres (Vitis spp.) (Bent, 1940:60). Los recursos alimentarios varían considerablemente interanualmente, afectando el éxito reproductivo (Laymon et al., 1997). En estudios sobre provisión de alimento a crías se identificaron 2.420 presas: orugas verdes (44,9%), saltamontes (21,8%), ranas arbóreas (23,8%) y saltamontes adicionales (8,7%), además de cigarras, libélulas, mariposas, escarabajos y arañas (Laymon, 1998:3). La dieta suministrada se compone de presas enteras salvo en las primeras horas pos-eclosión, cuando se utiliza alimento regurgitado. La composición de la dieta se correlaciona con el número de huevos y con la productividad reproductiva: un tiempo de captura más corto se relaciona con un mayor número de volantones (Laymon et al., 1997). Las orugas y los saltamontes constituyen las presas preferidas, mientras que ranas y saltamontes permiten respuestas rápidas al reclamo de las crías.
Se ha observado que dos especies del género (Coccyzus americanus y C. erythropthalmus) emplean técnicas similares para capturar orugas peludas, con comportamientos agresivos principalmente por parte del Cuclillo de pico negro (Bender, 1961:214). La especie probablemente no requiere agua potable (Laymon, 1998:3). En general, los cucos se alimentan de una amplia variedad de presas, y la disponibilidad de ciertos recursos puede influir notablemente en la dinámica poblacional y el éxito reproductivo (Clay, 1929:189; Bent, 1940:59; Preble, 1957:476; Hamilton & Hamilton, 1965:419; Nolan & Thompson, 1975:496; Laymon, 1980:11; Halterman, 2009; McNeil et al., 2012:141; Halterman et al., 2015:7).
REPRODUCCIÓN
La especie presenta una larga temporada reproductiva, con variación geográfica marcada. Abarca el oeste y centro-sur de Norteamérica, extendiéndose hacia México y las Antillas Mayores (AOU 1998; Raffaele et al., 2003:98), con mayor abundancia en el centro-sur de EE. UU. (Sauer et al., 2008). Durante la temporada no reproductiva se desplaza hasta el norte de Sudamérica.
En EE. UU. comienza entre abril y agosto, retrasándose hasta junio en el norte (Hamilton III & Hamilton, 1965:427) y posponiéndose 2–12 semanas en poblaciones occidentales respecto de las orientales a igual latitud (Franzreb & Laymon, 1993:25). El inicio de la reproducción parece responder a la abundancia local de alimento (Nolan & Thompson, 1975:500) o a picos de pluviosidad (Hamilton III & Hamilton, 1965:428). En Canadá y el noreste de EE. UU., el pico reproductivo ocurre entre junio y julio, con fechas extremas de puesta que van de finales de mayo a mediados de agosto según región (Bent, 1940:66; Peck & James, 1983:227; Wenger, 2013:272; Peterjohn, 1989:104; Nolan & Thompson, 1975:498). En el centro de EE. UU. la reproducción abarca de marzo a octubre en casos excepcionales (Johnsgard, 1979:189; Pulich, 1988), mientras que en Florida y las Antillas la actividad se concentra entre abril y julio (Bent, 1940:66; Raffaele et al., 2003:98). En México se registran hembras con huevos entre mayo y julio (Sutton et al., 1950:47; Short, 1974:24).
En el oeste de EE. UU., la cría se desarrolla principalmente entre junio y agosto, con picos a mediados de julio–principios de agosto; las fechas extremas de puesta varían entre mediados de mayo y finales de agosto según región (Bent, 1940:66; Howe, 1986; Groschupf, 1987; USFWS, 2013).
Puede tener “doble nidada” que ocurre en el centro y este de EE. UU., con segundas puestas iniciadas en agosto o septiembre (Sutton, 1967; Potter, 1980:25; Mengel, 1965:271). Aunque existen nidos tardíos en diversas zonas, no siempre se asocian a segundas nidadas. Algunas poblaciones occidentales parecen tener una sola puesta debido a temporadas reproductivas más cortas (Hamilton III & Hamilton, 1965:427; Laymon et al., 1997:11), mientras que en el sureste de Arizona se documentan dos e incluso tres nidadas bajo condiciones favorables (Halterman, 2009). La hipótesis de doble cría posmigratoria en el noroeste de México ha sido descartada tras análisis del estado de la placa incubatriz (Rohwer et al., 2009:19053; 2012:5; Rowher & Wood, 2013).
La formación de parejas está pobremente documentada, pero se estima que ocurre entre mayo y junio en el este y centro de EE. UU. (Johnsgard, 1979:189; Vega & Rappole, 1994:374). Se han registrado cópulas el 20 de mayo (Eaton, 1979:154), entre el 28 y el 30 de mayo (Hughes, 2020) y el 12 de junio en Puerto Rico (Kepler & Kepler, 1978:418). En poblaciones occidentales, el emparejamiento tiene lugar desde mediados de junio o más tarde (Hamilton III & Hamilton, 1965:424). Wilson (2000:535) observa “el cuclillo de pico amarillo emite vocalizaciones distintivas (“coo”) en el momento del apareamiento. Ademas, incorporan palitos al nido (entregrados por el macho durante el apareamiento). Creo que estos comportamientos sirven para fortalezer la unión de la pareja”
En cuanto a los sitios de nidificación, las parejas visitan repetidamente ubicaciones potenciales antes de iniciar la construcción (Hamilton III & Hamilton, 1965:411; Wilson, 2000:535). El microhábitat típico consiste en arboledas de frondosas caducifolias con sotobosque denso a menos de 10 m del suelo (Laymon, 1980:11). En áreas áridas, la especie se restringe a ambientes húmedos como fondos de ríos, estanques y matorrales riparios, mientras que en bosques orientales no requiere proximidad al agua debido a la humedad estival constante (Gaines & Laymon, 1984:49). En el centro y este de EE. UU. y el sur de Canadá, los nidos se asocian principalmente a robles, hayas, olmos, cornejos, espinos y fresnos, y con menor frecuencia a coníferas (Bent, 1940:55–56; Preble, 1957:476; Eaton, 1979:155).
En el oeste de EE. UU. se utilizan sauces, álamos de Fremont, mezquites, almezes, jaboneros, alisos y árboles frutales (Hanna, 1937:57; Laymon, 1980:11; Hughes, 2020). Las especies de sauce preferidas incluyen Salix gooddingii, S. laevigata y S. exigua. En el Caribe se han registrado nidos en manglares y cashaw en Jamaica (Downer & Sutton, 1990:68) y en Adelia ricinella en Puerto Rico (Kepler & Kepler, 1978:418). Los nidos pueden quedar ocultos por musgo, muérdago, roble venenoso o parras de uva (Bent, 1940:56; Hanna, 1937:57).
El cuclillo piquigualdo construye nidos desde finales de mayo hasta agosto según la región (Tejas: Hughes, 2020; Puerto Rico: Kepler & Kepler, 1978:418; Tamaulipas: Sutton et al., 1950:47).
El nido, elaborado por ambos adultos, consiste en una plataforma laxa de ramitas secas y escasas fibras, ubicada típicamente en ramas horizontales o bifurcaciones a 1–6 m del suelo, aunque con variación latitudinal significativa (por ejemplo, Arkansas: 4,9–8,2 m; Ontario: 1–2 m; Peck & James, 1983:227; Arizona: hasta 13 m). Los materiales se recogen a corta distancia (≤10 m) y la construcción puede extenderse tras la puesta (Eaton, 1979:155; Bent, 1940:57). Las dimensiones del nido son variables (diámetro interior ∼12,3 cm; exterior ∼20,9 cm; Bent, 1940:57; Hamilton III & Hamilton, 1965:420; Potter, 1980:18; Hughes, 2020). Los emplazamientos presentan microclimas más frescos y húmedos que el entorno (McNeil et al., 2012:141). La reutilización intraestacional es ocasional, y se registran usos esporádicos de nidos de otras especies (Sutton, 1967; McNeil et al., 2012:109).
Pueden trabajaeen la construcción durante 1-2 h seguidas hasta completar el nido (Bent, 1940:57). La construcción continúa durante varios días tras la puesta del primer huevo. Una vez iniciada la incubación, el macho es más propenso que la hembra a añadir o reorganizar los materiales del nido (Potter, 1980:18; el adulto suele llevar ramitas cuando regresa al nido para relevar al ave incubadora (Halterman, 2009).
Los huevos, elípticos a subelípticos, miden ≈30,4–31,1 × 23,0–23,4 mm (Bent, 1940:57; Schönwetter, 1967; Fleischer et al., 1985; WFVZ 2025), presentan color verde azulado pálido y cáscara delgada. El tamaño de nidada es de 1–5 huevos, generalmente 2–3 (Potter, 1980:20). La puesta ocurre cada 1–5 días y la incubación comienza con el primer huevo, durando 9–11 días (Hamilton III & Hamilton, 1965:414; Potter, 1980:20). Ambos padres incuban, con predominio nocturno del macho. Los cambios son frecuentes y suelen incluir la adición de material (Halterman, 2009).
Las crías, altriciales pero activas poco después de la eclosión, muestran un desarrollo extremadamente rápido: volantones a los 7–9 días (Potter, 1980:23; Preble, 1957). Ganan ≈4,5–4,9 g/día y rompen las vainas de las plumas hacia los 6–7 días (Preble, 1957:476; Halterman, 2009). Ambos padres alimentan; la dieta se compone principalmente de orugas e insectos, con ocasionales vertebrados pequeños (Laymon, 1980:7; Halterman, 2009). La frecuencia de alimentación aumenta con la edad del pichón, pero los últimos en eclosionar pueden recibir menos alimento y ser retirados del nido (Laymon, 1980:8).
Se registra ayuda cooperativa ocasional, con individuos adicionales incubando o alimentando (Laymon et al., 1997; Halterman, 2009). El parasitismo de nidada es principalmente intraespecífico, asociado a puestas grandes e intervalos irregulares; el parasitismo interespecífico es raro pero documentado en diversas especies (Hughes, 1997; Yasukawa, 2010:404). Los volantones se dispersan rápidamente y reciben atención parental (principalmente del macho) durante los primeros días fuera del nido (Halterman, 2009; Potter, 1980:24).