Es un ave de hábitos solitarios, comportamiento pasivo y actividad predominantemente crepuscular. Se desplaza principalmente en los estratos medios e inferiores de la selva paranaense, donde suele permanecer posada en posición vertical, balanceando lateralmente su larga cola péndula. La defensa del territorio se realiza mediante vocalizaciones graves y profundas. Por lo general solo o en parejas y se reproduce en taludes o bancos cercanos al nivel del suelo. Su vuelo es lento y ondulado, característica atribuida a la corta longitud de sus alas (Snow & Kirwan, 2020).
VOCALIZACIONES
La especie presenta una actividad vocal predominantemente crepuscular y nocturna, con mayor frecuencia antes del amanecer y al atardecer.
Sus vocalizaciones consisten en emisiones breves, guturales y de carácter profundo, transcripto fonéticamente como “bu.ru.bu.bup” o “jurrrr”, repetido de forma esporádica y con clara preferencia por las horas del crepúsculo (de la Peña, 2015:370; de la Peña, 2020:24; Straneck en de la Peña, 2016). Otros autores coinciden describiéndolas como burbujeos sonoros y graves, tales como “bubububububub” (Belton, 1984:583), o como llamados secos y ventrílocuos, incluyendo variantes como “búuuu”, “du-dúg-dug-dug-dug-dug” y “rrrrü” (Sick, 1997:477). Estas emisiones suelen ser más audibles en ambientes de selva densa y oscura, donde la especie habita preferentemente (Snow & Kirwan, 2020; de la Peña, 2020:24).
ALIMENTACIÓN
La dieta de la especie se compone principalmente de insectos grandes y sus larvas, arañas, moluscos terrestres, pequeños reptiles, mamíferos y aves, con un aporte ocasional de fruta. En el caso de los jóvenes en el nido, su alimentación incluye artrópodos (41,8%), frutas (32,8%), gusanos (7,4%), pequeños vertebrados como ranas y lagartijas (6,6%), moluscos (0,8%) y elementos no identificados (10,6%). Dentro de los artrópodos, predominan los insectos (74,5%), seguidos por diplópodos, siendo los más comunes los Coleóptera (10%), Orthoptera, como los insectos palo (30%), Hymenoptera, especialmente hormigas y, en menor medida, abejas (60%), y orugas (30%). A medida que los jóvenes se desarrollan, la proporción de artrópodos disminuye, mientras que el consumo de frutos, especialmente de Virola gardineri y una especie de Myrtaceae, aumenta significativamente en la fase de volantón (Alves et al., 1999:33). Además, ocasionalmente sigue a las hormigas arrieras, aprovechando presas perturbadas por ellas, y a veces se une a bandadas mixtas de forrajeo (Aleixo, 1997, en Snow & Kirwan, 2020).
REPRODUCCIÓN
Se caracteriza por anidar en madrigueras excavadas entre enero y abril, período en el que el suelo se mantiene húmedo debido a las lluvias estivales. La puesta ocurre probablemente entre septiembre y octubre, con registros de polluelos alimentados a comienzos de octubre y durante la segunda mitad de noviembre, así como de juveniles recién volantones a principios de diciembre (Alves et al., 1999:33). Asimismo, se ha documentado un nido activo, aunque sin huevos, en noviembre en el noreste de Argentina (Protomastro, 2001:19).
El nido consiste en una madriguera excavada en bancos de tierra o reutilizada a partir de cavidades abandonadas por otros animales, como armadillos (Tatú), cuya estructura puede diferir notablemente. Generalmente presenta un túnel de más de 1 m de longitud que culmina en una cámara sin revestimiento de aproximadamente 35 × 14 cm. En el Parque Nacional Iguazú (departamento Iguazú, Misiones), se describió un nido en el suelo con dos entradas de 10 a 12 cm de diámetro, una asociada a una antigua cueva de tatú; el túnel medía 2,8 m de longitud y la cámara terminal, ubicada a 25 cm de profundidad, presentaba dimensiones similares (de la Peña, 2016:24). Protomastro (2001:19) también describió un nido excavado en el techo de una gran cavidad posiblemente perteneciente a un tatú, con galerías inactivas cercanas correspondientes a ciclos reproductivos previos; la galería activa alcanzaba 2,8 m y poseía una segunda entrada situada a 0,8 m de la cámara, aparentemente utilizada exclusivamente para la atención del nido.
La puesta consta de dos a tres huevos y ambos sexos participan en la alimentación de las crías, con visitas al nido que oscilan entre 0 y 10 por hora; sin embargo, se ha observado que uno de los miembros de la pareja puede invertir más en el cuidado parental, mientras el otro compensa mediante una mayor dedicación a la defensa territorial y a comportamientos antidepredadores (Alves et al., 1999:33). Previo a ingresar a la madriguera, ambos adultos muestran un comportamiento cauteloso, posándose repetidamente en ramas cercanas e inspeccionando el entorno; durante este proceso, realizan movimientos pendulares de la cola, característicos de los momotos y particularmente intensos durante la época reproductiva (Alves et al., 1999:32–33).
A pesar de que se conoce que ambos miembros de la pareja reproductora excavan el túnel y nidifican en una cámara ubicada a lo largo de este, la información disponible sobre la ecología reproductiva de la especie sigue siendo limitada (Sick, 1997). Un diagrama detallado de la estructura del nido se presenta en Alves et al. (1999:32).