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ESTADO DE CONSERVACIÓN SEGÚN BIRDLIFE INTERNACIONAL: PREOCUPACIÓN MENOR.
Esta especie tiene un rango extremadamente grande, y por lo tanto no se acerca a los umbrales de Vulnerable bajo el criterio de tamaño del rango (Extensión de Ocurrencia <20,000 km2 combinado con un tamaño del rango decreciente o fluctuante, extensión/calidad del hábitat, o tamaño de la población y un pequeño número de ubicaciones o fragmentación severa). A pesar del hecho de que la tendencia de la población parece estar disminuyendo, no se cree que la disminución sea lo suficientemente rápida como para acercarse a los umbrales de Vulnerabilidad bajo el criterio de tendencia de la población (>30% de disminución durante diez años o tres generaciones). El tamaño de la población no ha sido cuantificado, pero no se cree que se acerque a los umbrales de Vulnerable bajo el criterio de tamaño de la población (<10,000 individuos maduros con una disminución continua estimada en >10% en diez años o tres generaciones, o con una estructura de población específica). Por estas razones la especie es evaluada como Preocupación Menor.
La población mundial no ha sido cuantificada debido a recientes divisiones taxonómicas (Birdlife International, 2025).
La abundancia relativa del cuco ardilla se clasifica como «poco común a bastante común» en Ecuador (Ridgely & Greenfield, 2001), «bastante común» en Trinidad (ffrench, 1991:190), «común a bastante común» en México (Howell & Webb, 1995:348) o «común» en Honduras (Monroe, 1968:330), Costa Rica (Stiles & Skutch, 1989:186), Panamá (Ridgely & Gwynne, 1989:183), Venezuela (Hilty, 2003:352), Colombia (Hilty & Brown, 1986:221) y Surinam (Haverschmidt & Mees, 1967:151).
Estado de conservación en Argentina (SIB)
AvA-SADS-NA: No amenazada según AvA SAyDS 2008 (Aves Argentinas y Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable). López-Lanús, B., P. Grilli, E. Coconier, A. Di Giacomo y R. Banchs. Categorización de las aves de la Argentina según su estado de conservación. Informe de Aves Argentinas /AOP y Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Buenos Aires, Argentina 1 ed. AOP: Buenos Aires, Argentina
Res 348 SA-NA: No Amenazada según SAyDS Res 348 (Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable). Categorización de aves autóctonas de Argentina. Lista de aves no registradas, endémicas y exóticas de Argentina 2010.
Efectos de la actividad humana
La actividad humana tiene poco efecto directo sobre el cuco ardilla, salvo los efectos locales de la destrucción del hábitat. Sin embargo, toleran relativamente bien las perturbaciones del hábitat, siempre que se mantenga vegetación leñosa de altura moderada (Fitzgerald et al., 2020).

Especie endémica de América presente en la mayor parte de la América tropical continental, desde el norte y centro de México hasta el sur de Panamá y en América del Sur desde el suroeste de los Andes hasta el noroeste de Perú y, al este de los Andes, en Trinidad y desde el norte hasta el sur de Argentina (Skutch, 1966:139). En América Central habita tanto distritos húmedos como secos, desde el nivel del mar hasta zonas montañosas.
Su distribución altitudinal es notablemente amplia, ocupando desde tierras bajas hasta zonas montañosas. Sin embargo, generalmente es más abundante en altitudes bajas y raro por encima de los 1200-1400 msnm (Schafer & Phelps, 1954:61). Es una especie residente en toda su área de distribución (Howell & Webb, 1995:348).
En México alcanza los 2000 msnm (Friedmann et al., 1950:133; Howell & Webb, 1995:348; Skutch, 1966:139); en Guatemala y Costa Rica, los 2450 msnm (Land, 1962:272), y hasta los 2000 msnm en las laderas húmedas del volcán Irazú. En otras zonas como Vara Blanca, no parece ser residente por encima de los 1600 msnm (Land, 1962:272; Stiles & Skutch, 1989:186); en Panamá, más de 1800 msnm (Ridgely & Gwynne, 1989:183); en Colombia, hasta aproximadamente 2000 msnm, y en menor número hasta los 2700 msnm, incluyendo la península de La Guajira y el sur de Florida (Hilty & Brown, 1986:221). En Venezuela, se observa hasta los 2500 msnm (Schafer & Phelps, 1954:61), aunque generalmente por debajo de los 1200 msnm al norte del Orinoco y hasta los 1800 msnm al sur de este río (Hilty, 2003:352). En Ecuador, se registra regularmente hasta los 1500 msnm, en menor cantidad hasta los 2000–2200 m, y ocasionalmente hasta los 2500 m e incluso 2700 m en Loja (Ridgely & Greenfield, 2001). En Perú, habita hasta los 2800 msnm, siendo la especie del género Piaya más común y ampliamente distribuida en bosques húmedos y semihúmedos del oriente peruano (Schulenberg et al., 2007:184). En El Salvador, también ha sido documentada (Dickey & van Rossem, 1938:213–215).
Hábitat
El Tingazú es una especie que ocupa diversos hábitats boscosos dentro de su rango de distribución. Se encuentra en bosques húmedos y semihúmedos, bosques caducifolios, bordes de bosques, bosques secundarios y plantaciones, así como en áreas con árboles dispersos en campos abiertos (Haverschmidt, 1967:151; Hilty & Brown, 1986:220; Binford, 1989:127; Stiles & Skutch, 1989:186; Howell & Webb, 1995:348; Ridgely & Greenfield, 2001). También está presente como residente permanente en las regiones Atlántica y Pacífica, en bosques siempreverdes tropicales, semideciduos, deciduos y pantanosos del Pacífico, así como en bosques de galería dentro de zonas de matorral tropical árido, como en la cuenca del río Verde (San Pedro Juchatengo) y en áreas de matorral subtropical árido cerca de Huajuapan de León, desde el nivel del mar hasta los 1600 msnm (Binford, 1989:127).
Evita los bosques densos e ininterrumpidos, mostrando predilección por áreas abiertas o semiabiertas con árboles dispersos. Se lo observa frecuentemente en zonas cultivadas, setos, cafetales con sombra, pastizales, patios con árboles espaciados y claros abandonados con vegetación densa. Se alimenta en los bordes del bosque, entre enredaderas o en las copas de los árboles próximos, aunque evita la vegetación sombría y cerrada (Skutch, 1966:139). En regiones semidesérticas, se lo observa principalmente en árboles altos ubicados cerca de cursos de agua o en zonas bajas. En Trinidad es considerado residente común, distribuido tanto en bosques como en áreas cultivadas semiabiertas (ffrench, 1991:190).
En Argentina, específicamente en la Reserva El Bagual, el cuco ardilla habita isletas de urundayzal y bosques ribereños, ocupando principalmente los estratos alto y medio de la vegetación. Su abundancia relativa en esta región se considera poco común (Di Giácomo, 2005:290).
En Argentina, el Tingazú se distribuye en dos subespecies principales. Piaya cayana macroura Gambell, 1849 se encuentra en las provincias de Misiones, Corrientes, Entre Ríos, este de Formosa y Chaco, norte y este de Santa Fe, este de Córdoba y noreste de Buenos Aires. Por su parte, Piaya cayana mogenseni J. L. Peters, 1926 habita en Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca, Salta y Jujuy (de la Peña, 2016:328; de la Peña, 2020:89; Antelo & Brandán Fernández, 2013:91). (Citas y observaciones en los enlaces por provincias)
Según Fitzgerald et al. (2020), buscan alimento principalmente en el estrato medio y el dosel del bosque, donde, pese a su tamaño considerable, pueden pasar desapercibidos. Se desplazan saltando entre ramas y su movimiento, junto con su coloración, recuerda al de una ardilla, lo que explica su nombre común en inglés. Frecuentemente se trasladan de un árbol a otro mediante planeos prolongados interrumpidos ocasionalmente por breves aleteos.
Estos cucos pueden alimentarse ocasionalmente en asociación con hormigas guerreras. Willis & Eisenmann (1979:14) indicaron que P. minuta, P. melanogaster y P. cayana rara vez siguen a estas hormigas para capturar presas espantadas, ya que están mejor adaptadas al forrajeo entre el follaje que cerca del suelo. Willis (1983:29) añadió que la mayoría de los registros de esta conducta corresponden a P. cayana, especialmente en bordes de bosque o en el interior de bosques panameños al final de la temporada lluviosa y reproductiva. En la isla Barro Colorado, Panamá, esta conducta es estacional, con mayor frecuencia entre noviembre y diciembre (Willis, 1983:29). Las observaciones se concentran en individuos buscando alimento sobre enredaderas de lianas o en el dosel de árboles secundarios, más que en el suelo o sotobosque.
En cuanto a las interacciones reproductivas, la cópula es precedida por alimentación nupcial, sin exhibiciones adicionales ni vocalizaciones (Skutch, 1966:142). En Costa Rica, Skutch (1966) observó adultos alimentando a sus parejas, conducta que en ocasiones antecedía inmediatamente a la cópula, durante la cual ambos sostenían insectos en sus picos.
Respecto a la estructura social, son generalmente solitarios, aunque habitualmente se observan en parejas y ocasionalmente forman pequeños grupos (ffrench (1991:191; Fitzgerald et al., 2020). Pueden seguir bandadas mixtas, aunque a menudo se alimentan de manera independiente. Skutch (1966:140) destacó que no realizan vuelos prolongados, prefiriendo desplazarse entre árboles mediante saltos o cortos planeos (de la Peña, 2016:327). Para ganar altura, ascienden gradualmente de rama en rama, pero para descender ejecutan largos planeos con las alas extendidas y la cola desplegada, emitiendo sonidos metálicos. También señaló que no forman bandadas, sino que viven en parejas todo el año, aunque los individuos no permanecen juntos constantemente; suelen separarse por varios árboles y mantener contacto mediante vocalizaciones.
VOCALIZACIONES
El cuco ardilla (Piaya cayana) vocaliza con poca frecuencia, pero presenta un repertorio amplio y distintivo (Fitzgerald et al., 2020). Sus llamadas incluyen un reclamo áspero descrito como “jicaro”, “eee-kah” o “kweep-kweep” (Skutch, 1966:141), “kikerah” o “geep-kareer” (Ridgely & Gwynne, 1989:183), y “chek-e-rehr” (Howell & Webb, 1995:348). También emite un llamado bisílabo “eee-kah” o “chick-kwah” (Skutch, 1966:141; Howell & Webb, 1995:348), y un canto explosivo “KEEK! wahh” (Lane in Schulenberg et al., 2007:184).
Durante el vuelo produce notas cortas como “trrt-trrt-trrt” (Ridgely & Gwynne, 1989:183) o “djet!-djet!” (Hilty, 2003:351), y un cascabeleo seco y gutural (Howell & Webb, 1995:348). Su canto consiste en una serie de notas repetidas “whip-whip-whip…” o “wheep” que pueden ser fuertes o suaves (Skutch, 1966:141; Willis & Eisenmann, 1979:14).
Belton (1984:542) lo describió como una voz alta y abrupta, que incluye gruñidos ásperos y sonidos nasales. de la Peña, (2016:327) y Straneck (in litt.) mencionan secuencias de silbidos cortos “juit-juit-juit” y un llamado fuerte “chrrrrr”. Estas vocalizaciones cumplen funciones tanto territoriales como de comunicación entre los individuos.
ALIMENTACIÓN
Según Fitzgerald et al. (2020), el tingazú o cuco ardilla (Piaya cayana) es principalmente insectívoro. Aunque los datos disponibles son escasos, se han registrado como presas diversas orugas —incluidas especies con pelos urticantes—, insectos palo, saltamontes, escarabajos, avispas, abejas, hormigas grandes, cigarras, hemípteros, odonatos, insectos no identificados y arañas de gran tamaño (Todd & Carriker, 1922:212; Dickey & van Rossem, 1938:215; Schubart et al., 1965:151). También se ha documentado el consumo de restos quitinosos de escarabajos y pulpa de frutos pequeños (Blake & Hanson, 1942:529).
Adicionalmente, esta especie puede capturar pequeños vertebrados. Wetmore (1968:118) registró la depredación ocasional de lagartijas pequeñas, y Cintra & Sanaiotti (1990:470) observaron a un individuo capturando y matando una rana arbórea (Osteocephalus taurinus), la cual no fue consumida, probablemente debido a su tamaño (10 cm), lo que sugiere que podrían alimentarse de ranas más pequeñas. También se ha planteado la posible depredación de huevos de aves, aunque no existen observaciones directas que lo confirmen (Gibbs, 1991). En cuanto al consumo de frutos, se han registrado especies como Plinia trunciflora (guapurú – ibá porú – îwa purú – yvapuru) (Bodrati, 2006), Allophylus edulis (chalchal, cocó, cocú, kokú, wakú) (Bodrati & Haene, 2008) y semillas de Cassia chrysocarpa (Schubart et al., 1965:151).
Skutch (1966:140) afirmó que el cuco ardilla es, en su experiencia, exclusivamente insectívoro, y describió su método de caza como una combinación de movimientos pausados y escrutinio minucioso, seguidos de saltos repentinos, a veces de gran longitud. El ave examina lentamente el follaje con sus ojos rojos, y una vez que detecta una presa, la captura con rapidez. Posteriormente, la golpea contra una rama o la tritura con el pico antes de ingerirla. Este comportamiento fue reiterado por Skutch (1983:55–56), quien también destacó la captura de insectos palo de hasta 10–12 cm de longitud.
Todd & Carriker (1922:212) señalaron que la dieta de Piaya columbiana, especie en ocasiones considerada conespecífica con P. cayana, se compone casi exclusivamente de insectos palo (Phasmatodea), particularmente los de mayor tamaño. No obstante, en Centroamérica, P. cayana consume una mayor variedad de insectos, incluidas orugas verdes y polillas, a pesar de que algunas orugas pueden poseer espinas venenosas irritantes.
Registros adicionales confirman la ingestión de diversas órdenes de insectos, como Coleoptera (Chrysomelidae), Hemiptera (Pentatomidae), Homoptera (Cicadidae, Fulgoridae), Hymenoptera (Pergidae, Meliponidae), Lepidoptera, Orthoptera (Acridiidae, Tettigoniidae), así como arácnidos (Araneidae) (Repenning et al., 2009; Schubart et al., 1965:151; Haverschmidt & Mees, 1967:151; Wetmore, 1968:118; de la Peña, 2016:327).
REPRODUCCIÓN
La biología reproductiva ha sido ampliamente estudiada en diversas regiones de su distribución (Payne, 2005:334; Fitzgerald et al., 2011).
El cuco ardilla construye nidos en árboles, arbustos o vegetación densa y baja (Skutch, 1966:143; Rowley, 1984). El nido consiste en una plataforma suelta de ramas gruesas cubierta por hojas, algunas frescas, y mide aproximadamente 15–18 cm de diámetro y 6–9 cm de profundidad (Skutch, 1966:143; 1983:57). La construcción es realizada por ambos miembros de la pareja, uno aportando materiales y el otro acomodándolos (Skutch, 1966:144).
La puesta suele ser de dos huevos blancos, ocasionalmente manchados por el material del nido. Las dimensiones registradas son 34,6 ± 1,04 × 25,3 ± 0,88 mm (n=8) (Cherrie, 1892:326; Skutch, 1966:146; Rowley, 1984). En algunos casos se han reportado hasta tres huevos y tonalidades grisáceas recubiertas de material calcáreo (de la Peña, 2016:327). La incubación, compartida por ambos sexos, dura 18–19 días (Skutch, 1966:149).
Ambos progenitores alimentan a los polluelos con pocas presas grandes por la mañana, mantienen el nido limpio y aportan hojas frescas (Skutch, 1966:149; 1983:58). Los juveniles comienzan a salir gradualmente del nido hacia los ocho días, permaneciendo cerca en ramas próximas antes de independizarse progresivamente (Skutch, 1966:149; 1983:58).
El cortejo incluye alimentación entre la pareja, en ocasiones seguida de cópula (Skutch, 1966:142). Este comportamiento ha sido observado en Costa Rica y se caracteriza por el intercambio de insectos durante la monta. La reproducción ocurre en distintas épocas según la región: de enero a octubre en Trinidad (ffrench, 1991:191), y entre noviembre y enero en Argentina (de la Peña, 2016:327).
Los nidos han sido registrados en diversos hábitats y alturas: desde 0,7 hasta 12 m sobre el suelo, en árboles, helechos, bambúes, palmeras y ombúes (Skutch, 1966:143; de la Peña, 2016:327; Di Giacomo, 2005:289-290). En Argentina se documentaron nidos en Salta, Formosa y Misiones, con estructuras semiesféricas de ramitas y hojas (de la Peña, 2016:327).
Depredadores incluyen Accipiter bicolor y Bubo virginianus (Di Giacomo, 2005:289). Además, se han registrado casos de parasitismo por moscas del género Philornis (Bodrati en Salvador & Bodrati, 2013).



De gran tamaño, y hábitos arborícolas, caracterizadas por una cola muy larga y escalonada. Presentan partes superiores de color castaño rojizo, garganta y pecho beige, y vientre gris claro. La cola es rojiza por encima, mientras que la superficie inferior de las timoneras muestra tonalidades negruzcas con amplias puntas blancas. El nombre común “cuco ardilla” deriva tanto de su coloración como de sus movimientos entre la vegetación, los cuales recuerdan a los de una ardilla (de la Peña, 2016: 326; Fitzgerald et al., 2020)
La descripción morfológica se basa principalmente en Ridgway (1916:45), Dickey & van Rossem (1938:213-215) y Wetmore (1968:116), con especial referencia a Piaya cayana thermophila. Los adultos presentan partes superiores de castaño a castaño rojizo, generalmente más pálidas en la cabeza. Las remeras poseen puntas de color marrón grisáceo. La cola, larga y graduada, es rojiza dorsalmente, con una banda subterminal negra y una mancha terminal blanca en cada timonera; ventralmente, las timoneras son de color negro parduzco con puntas blancas. La garganta y el pecho son canela; el abdomen es gris, con variaciones hacia tonos pizarra o negro pizarroso en los flancos, el crissum y las cubiertas subcaudales. El iris es rojo carmín o rojo oscuro (Ridgway, 1916:45; Haverschmidt, 1967:151; Wetmore, 1968:116). El pico es amarillo verdoso (Haverschmidt, 1968:151) y los tarsos y dedos muestran color gris azulado o gris plomo (Ridgway, 1916:45; Haverschmidt, 1968:151).
El plumaje definitivo adulto se adquiere mediante una muda prebásica completa. En El Salvador, esta muda se observa principalmente entre julio y septiembre (Dickey & van Rossem, 1938:213).
El color de la piel orbital desnuda presenta variación geográfica. Desde el sur de México hasta el noroeste de Sudamérica, así como en el oeste de los Andes, el anillo ocular es verde amarillento a verde oliva claro (subespecies mexicana, thermophila y nigricrissa (Ridgway, 1916:45; Wetmore, 1968:116; Howell & Webb, 1995:348; Ridgely & Greenfield, 2001; Schulenberg et al., 2007:184). En el norte de Colombia, noroeste y norte de Venezuela (subespecies mehleri, circe), y en Trinidad (insulana), también se ha registrado coloración amarilla (Restall et al., 2006; ffrench, 1991:190). Desde Venezuela al sur del río Orinoco y hacia el extremo meridional de la distribución, el anillo ocular es carmesí (Haverschmidt, 1967:151; Wetmore, 1968:116; Belton, 1984:541; Hilty & Brown, 1986:220; Ridgely & Greenfield, 2001; Hilty, 2003:351; Schulenberg et al., 2007:184).
En cuanto a las medidas, se basan en las descripciones de P. c. thermophila

Para la subespecie nominal cayana, tanto machos como hembras registran en Surinam una media de 95 g (machos: 84–103 g, n=10; hembras: 82–103 g, n=6) (Haverschmidt & Mees, 1967:151).

Se han descrito diversas subespecies de Piaya cayana, reconociéndose actualmente catorce (Payne, 2005:332). La delimitación de estas subespecies se fundamenta principalmente en diferencias de tamaño corporal y coloración del plumaje, aunque no siempre es evidente la correspondencia entre estas variaciones y el color del anillo ocular. En este sentido, se considera necesaria una revisión moderna y exhaustiva de la variación geográfica de Piaya cayana, basada en múltiples caracteres, incluida la evidencia genética.
La mayoría de las subespecies presumiblemente se intergradan en las zonas donde sus áreas de distribución entran en contacto. No obstante, en el sur de México, Binford (1989:128) observó especímenes intermedios entre P. c. thermophila y P. c. mexicana, pero destacó que lo abrupto y raro de dicha intergradación sugieren que estas dos formas podrían representar especies distintas.
Con base en un análisis filogenético de secuencias de ADN mitocondrial, Sorenson & Payne (2005:91) propusieron la división de la familia en cinco subfamilias. Piaya fue ubicada dentro de Cuculinae, subfamilia de distribución global, y su género hermano identificado como Coccyzus, de distribución neotropical. Tradicionalmente, Piaya incluía tres especies; sin embargo, los autores demostraron que Coccycua minuta forma un clado junto con dos especies anteriormente asignadas a Coccyzus. Estas tres especies constituyen actualmente el género Coccycua. En consecuencia, Piaya comprende solo dos especies válidas: P. cayana y P. melanogaster (Alma de gato negro).
El siguiente resumen de la distribución y los caracteres de las subespecies se basa en Peters (1940:44) y Payne (2005:332):

El Tingazú (Piaya cayana) es una especie común que ocupa una amplia gama de hábitats boscosos, incluyendo ambientes naturales y modificados, a lo largo de un extenso gradiente de humedad. Se le observa frecuentemente en actividad arbórea, desplazándose en busca de artrópodos. Presenta un alto grado de variación morfológica, con catorce subespecies diferenciadas principalmente por la coloración de distintas partes del cuerpo. Algunas de estas subespecies podrían constituir especies independientes, dado su escaso grado de integración con subespecies adyacentes.
Nombres comunes: Cuco ardilla (Colombia, Costa Rica, Perú, Nicaragua, México); Alma de Gato (Brasil); Tingazú (Argentina, Bolivia y Paraguay); Pirincho del Monte y Urraca Canela (Uruguay); Piscua (Venezuela); Pájaro León (Honduras); «Mbaymy-Tytyrú, guaimí-tiriríh, güira-payé, guaymingué, tingasú, o guaimí-tyryrú» en guaraní; «Cachó« en guayaquí; Anó del monte, Gallo del monte, Gato del monte, Güira-payé, Pirincho marrón, Anó colorado, Urraca colorada, Urraca real, Cola de chala; Alma de caboclo, o tabo de paia (Brasil) (de la Peña, 2016:326; Chébez, 1996:132).
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Breves apuntes históricos