Se trata de una especie poco conocida, que generalmente se observa en el suelo o en el sotobosque, donde presumiblemente se alimenta (Payne, 2005:190; Lowther, 2020). Es astuta, escurridiza y de hábitos solitarios, con presencia habitual en la vegetación baja o media. Su vocalización ocurre principalmente durante las primeras horas de la mañana, al atardecer y durante la noche, aunque con escasa regularidad, salvo al inicio de la temporada de lluvias.
Durante el canto, exhibe un comportamiento distintivo: extiende y agita espasmódicamente las grandes plumas del álula, mantiene la cola dirigida hacia abajo y despliega las plumas de la rabadilla de forma inflada —simulando estar rotas— mientras se posa sobre una rama horizontal oculta, a una altura de entre 3 y 9 metros dentro de vegetación densa.
Su vuelo es característico, con un movimiento de alas altas similar al de una mariposa, compuesto por aleteos lentos y mecánicos; las alas parecen tocarse brevemente por encima de la espalda, mientras la cola permanece ligeramente extendida.
La dieta parece ser similar a la del Yasiyateré grande. Esta especie es un parásito de cría, seleccionando preferentemente nidos de especies más pequeñas, como antbirds y flycatchers, especialmente aquellos con estructuras en forma de bolsa o monedero. Deposita huevos blancos, y el polluelo, una vez eclosionado, aparentemente elimina a las crías del hospedador (Hilty, 2003:356).
Debido a su comportamiento esquivo, suele detectarse únicamente por su vocalización al amanecer o al anochecer. Habita bordes de bosques densos, enmarañados y zonas de bosque secundario cerrado (Sick, 1997:390).
VOCALIZACIONES
El canto típico del Yasiyateré chico consiste en cuatro notas silbadas de tono relativamente agudo: «fee fee, feefee», siendo la segunda y la cuarta las más altas en tono (Payne, 2005:190). Esta estructura es similar a la del Crespín (Dromococcyx phasianellus), aunque este último suele emitir solo tres notas y finaliza con un trino tembloroso, ausente en D. pavoninus (Payne, 2005:190; Schulenberg et al., 2007:186). El canto también ha sido descrito como un silbido agudo de cuatro a cinco sílabas, con timbre similar al del Crespín (Sick, 1993:285; 1997:390), o bien como una secuencia plana: «püü pee, püü-pe’pe», donde la primera y tercera notas son las más graves, y las restantes están medio tono por encima (Hilty, 2003:356).
La vocalización es más frecuente durante la noche (Lane, en Schulenberg et al., 2007:186) y antes del amanecer (Boesman, 1998:38). En la región andina y la Cordillera Costera de Venezuela, se presenta de forma irregular entre finales de enero y fines de mayo o junio, aunque se han registrado cantos ocasionales hasta noviembre o diciembre (Hilty, 2003:356; Boesman, 1998:38). En el norte de Venezuela, la vocalización coincide con el inicio de la temporada de lluvias (Schulenberg et al., 2007:186). Durante el canto, el ave se posa en ramas horizontales ocultas entre la vegetación, a 3–9 m del suelo, con la cola apuntando hacia abajo, las plumas de la grupa erizadas y las del álula extendidas y en movimiento (Hilty, 2003:356). En Argentina, el canto ha sido descrito como similar al del Crespín (Tapera naevia), pero con tres notas adicionales al final: «Fie fii fififi…fie fii fififi» (de la Peña, 2015:309; 2020:127).
ALIMENTACIÓN
Se dispone de escasa información sobre la biología de la especie (Lowther, 2020). La dieta está compuesta principalmente por insectos, con una preferencia por ortópteros (Payne, 2005:191). Observaciones de ejemplares recolectados en Mato Grosso, Brasil (Schubart et al., 1965:153), revelan una dieta variada que incluye escorpiones (2 ejemplares, posiblemente de dos especies distintas), arañas (7 ejemplares de 8–15 mm), ortópteros (6 ejemplares de Tettigoniidae = Locustidae), y un hemíptero de 6 mm. En otra muestra del 8 de febrero de 1952 (MT. Pindaíba, espécimen n.º A. 1992), se registraron: chilópodos (4 ejemplares de Cryptopidae, Otocryptops ferrugineus de 25–50 mm), arañas (6 ejemplares, uno de 7 mm), ortópteros (4 Acridiidae de tamaño medio y restos de 1 Tettigoniidae de 25 mm), una blátida, un dermáptero (Forficulidae), tres hemípteros pequeños y coleópteros (7 Carabidae de 7 mm y restos de otros 8, probablemente también Carabidae de 5–7 mm).
REPRODUCCIÓN
Dromococcyx pavoninus es una especie parásita de cría obligada (Lowther, 2020), que deposita sus huevos en nidos ajenos, especialmente en los de paseriformes suboscinos que construyen nidos colgantes en forma de bolsa. Entre las especies hospedadoras confirmadas se incluyen: Mosqueta corona parda (Leptopogon amaurocephalus), Pecho colorado (L. superciliaris), Mosquero aceitunado (Mionectes oleagineus), Mosqueta de anteojos (Hemitriccus diops), Mosqueta cabeza canela (Poecilotriccus plumbeiceps), Mosqueta enana (Myiornis auricularis) y Choca amarilla (Dysithamnus mentalis) (Sick, 1993:285; 1997:390; Payne, 2005:191; Sánchez-Martínez et al., 2017:332–333). En un estudio de siete años en Colombia, solo especies con nidos globulares fueron parasitadas entre 143 especies monitoreadas (Sánchez-Martínez et al., 2017:336), lo cual sugiere una alta especificidad estructural en la elección del nido.
Dado el reducido tamaño de los nidos hospedadores, se ha sugerido que la hembra del cuco introduce el huevo desde el exterior, posiblemente con el pico o mientras se aferra a la entrada del nido (Sick, 1993:285; Payne, 2005:191). Se ha documentado que la puesta del cuco se sincroniza con la de la especie hospedadora, ocurriendo inmediatamente después del inicio de la puesta del hospedador (Sánchez-Martínez et al., 2017:336). El cuidado parental lo proporcionan exclusivamente las aves hospedadoras (Lowther, 2020).
Los huevos presentan una coloración blanco rosado con manchas púrpuras o rojo-parduzcas, y miden aproximadamente 21 × 15 mm (Giai, 1949:86; Neunteufel, 1951:288). El periodo de incubación es desconocido, pero el periodo de permanencia del pichón en el nido ha sido registrado en 24 días en un único caso exitoso (Sánchez-Martínez et al., 2017:333). El comportamiento del pichón incluye la expulsión de huevos y crías del hospedador, lo cual implica infanticidio típico de los cucos parásitos (Payne, 2005:191). Observaciones de campo también han documentado que pichones de D. pavoninus presentan una coloración general gris-parduzca, carente de las marcas claras características del adulto (Neunteufel, 1951:288).