Solitario y furtivo, este comportamiento dificulta su observación, lo que puede llevar a cierta subobservación (Contreras, 2014:285). En general, se encuentra cerca del suelo, en zonas de cubierta densa. Se desplaza rápidamente entre la vegetación baja, deteniéndose con frecuencia para balancearse de un lado a otro. Durante estos movimientos, levanta la cresta, extiende una o ambas alas y realiza episodios de flexiones tipo semáforo dirigidas hacia adelante con las álulas, posiblemente para hacer salir a su presa. Estas acciones se alternan con carreras repentinas hacia adelante para capturar saltamontes y otros insectos. También busca alimento dentro del follaje y, en ocasiones, salta desde arbustos para atrapar presas en el suelo.
Generalmente, emite su llamado desde una posición medianamente expuesta, como un poste de cerca, la parte superior de un arbusto o árbol, o cables telefónicos. Mientras vocaliza, suele levantar la cresta y flexionar las álulas. En interacciones sociales y en situaciones de alarma, exhibe las álulas oscuras, las cuales contrastan notablemente con su pecho pálido.
Cuando se aproxima la temporada reproductiva, durante la emisión del llamado «sa-see», la cresta sube y baja a un ritmo de hasta una vez por segundo, generalmente de manera rítmica y a veces durante varios minutos. En este contexto, el cuerpo suele permanecer encorvado, con las alas ligeramente extendidas hacia afuera y hacia abajo, y las álulas desplegadas. En ocasiones, las plumas traseras se erizan, mientras que la cola se dispone en abanico, aunque raramente de manera amplia. Además, el cuerpo puede balancearse de un lado a otro (Smith & Smith, 2000:491).
Esta especie vuela raramente, y cuando lo hace, sus alas baten con firmeza sobre la quilla. También realiza baños de polvo, arrastrándose en la arena, y se rasca la cabeza bajo el ala.
Se ha sugerido que es una especie posiblemente monógama, con territorios individuales exclusivos. (Erritzoe, 2012:119; Sick, 1997:389; Haverschmidt, 1968:155; Slud, 1964:127; Hilty, 2003:355; de la Peña, 2015:307; de la Peña, 2016:359; de la Peña, 2020:120; Lowther, 2020; Smith & Smith, 2000:491).
VOCALIZACIONES
Los autores Smith & Smith (2020:491), describieron tres tipos de vocalizaciones y sus contextos:
1) La vocalización más común consiste en un silbido fuerte y duradero de dos notas separadas, cortas, quejumbrosas, con 2º nota un semitono más alto que la primera «Fie» o «Fie fii…fie fii…fie fii…», repetido a intervalos de 5 segundos, a veces durante todo el día y toda la noche (de la Peña, 2015:307; de la Peña, 2016:359), probablemente territorial, balanceando la cola hacia los lados y elevando el copete de forma rítmica (Erritzoe, 2012;116; Chébez, 1983:68; ffrench, 2004:30; Schulenberg et al., 2007:182; Lowther, 2020; Belton, 1984:546; Friedmann, 1927:175; Davis, 1940:208; Sick, 1993:284; Sick, 1997:389; Morton & Farabaugh, 1979:212). Se ha observado que puede ser trisilábico (Haverschmidt, 1968:155), con secuencias de 2 a 5 sílabas, y que suele transmitirse a largas distancias (Hilty, 2003:355; Smith & Smith, 2000:491). Este tipo de canto es utilizado cuando no interactúan con otros individuos.
2) Otro menos común consiste en series generalmente de 4 a 7 (rango registrado de 1 a 16) notas pequeñas silbadas, que aumentan ligeramente en amplitud y frecuencia con cada nota, a veces con la última nota más corta, más baja y más débil que la penúltima, “wee-wee-wee-WEE-wi”, generalmente repetida con intervalos más cortos que el llamado “Fie fii”; En general antes del amanecer y al anochecer, a veces a dúo y como respuesta al canto de sus vecinos o grabaciones (Erritzoe, 2012: 116). Esto ha sido descrito como una versión de 5 notas del silbido de 2 notas de esta especie.
3) La vocalización “feeee” es poco común y tiene entre 2 y 4 componentes de 0,3-0,5 s que van ascendiendo suavemente y que se denominan arbitrariamente “feeee” (la distinción audible entre feeee y wee no se ajusta a nuestro alfabeto). Lo emiten cerca de individuos que cantan y puede representar un dueto de la pareja.
ALIMENTACIÓN
El conocimiento sobre la dieta de estas aves es aún limitado. Sin embargo, a partir del análisis de contenidos estomacales, se ha determinado que su alimentación se compone principalmente de insectos, entre los cuales se incluyen saltamontes (Dickey & van Rossem, 1938:216; Haverschmidt, 1968:156; Belton, 1984:546), orugas (Friedmann, 1927:175; Dickey & van Rossem, 1938:215; Haverschmidt, 1968:156), libélulas (Skutch, 1999:99), cucarachas (Skutch, 1999:99) y escarabajos (Friedmann, 1927:175; Dickey & van Rossem, 1938:215).
Otras diversas investigaciones lo han corroborado. De acuerdo con De la Peña (2016:359; 2020:120), en el contenido estomacal de algunas aves se han registrado pequeños escarabajos (Coleoptera) y larvas de Lepidoptera. De manera similar, Friedmann (1927:175) reportó la presencia de estos grupos taxonómicos en el contenido digestivo de los individuos analizados.
Klimaitis (1993) identificó la presencia de insectos de la familia Tettigonidae (saltamontes) en el contenido estomacal. Asimismo, Salvador y Salvador, en De la Peña & Salvador (2010), realizaron una descripción detallada de la dieta, destacando la presencia de insectos de las órdenes Coleoptera (Chrysomelidae, Curculionidae y Elateridae), Hemiptera (Cicadidae y Pentatomidae), Lepidoptera (orugas), Mantodea (Mantidae) y Orthoptera (Acridiidae, Gryllidae y Tettigonidae).
En un estudio sobre la alimentación de polluelos en un nido de «Certhiaxis mustelinus», se registró el suministro de hemípteros, saltamontes, orugas, arañas y caracoles a las crías (Haverschmidt, 1968:156). Un caso particular documentado por Loetscher (1952:169) observó el comportamiento de un individuo de «Thryophilus rufalbus» alimentando a una cría de crespín con bayas rojas, lo que constituye una observación atípica dentro de los registros dietarios de estas especies.
Haverschmidt (1968:156) también reportó la presencia de diversos grupos taxonómicos en la dieta de estas aves, incluyendo Hemiptera, Heteroptera (Pentatomidae), Orthoptera (Blattidae, Gryllidae, Acrididae), arácnidos, larvas de Lepidoptera y moluscos (Melampus coffeus). Finalmente, Skutch (1999:99) confirmó la inclusión de orugas, libélulas, cucarachas, chinches, otros insectos y arañas dentro de la alimentación de estas aves.
REPRODUCCIÓN
El Crespín (Tapera naevia) es un parásito de cría cuyos hospedadores pertenecen mayoritariamente a la familia Furnariidae, en especies que construyen nidos globulares cerrados, de gran tamaño y, en ocasiones, reforzados con palos espinosos. Estos nidos presentan una entrada estrecha y, en algunos casos, un tubo de acceso largo (Lowther, 2020; Erritzoe, 2012:116). Como ocurre en otras especies parásitas, el cuidado de los huevos y crías recae completamente en el hospedador.
Estrategia reproductiva
La hembra deposita sus huevos poco después del amanecer, cuando el hospedador se encuentra ausente en busca de alimento. Para ello, puede perforar un orificio en el nido, ingresar por la entrada natural o colocar el huevo en la abertura del túnel, permitiendo que este ruede hasta la cámara de incubación. Se ha sugerido que la puesta ocurre entre uno y tres días después de la finalización de la nidada del hospedador (Erritzoe, 2012:116; Murcia et al., 2020:221, 226; de la Peña, 1993:67). No obstante, el mecanismo exacto de inserción sigue siendo desconocido debido a la falta de observaciones directas. Se han propuesto diversas hipótesis, incluyendo la apertura de un orificio lateral (Fonseca, 1922:785) o superior (Giai, 1950:125; Salvador, 1982:66), así como la utilización de la entrada original del nido (Höy, 1968; Wetmore, 1968:136).
Los huevos del Crespín presentan variaciones en su coloración, que puede ser blanca, blanco azulada o azul verdosa. Carecen de brillo y pueden presentar una forma elíptica u ovalada y ancha (de la Peña, 1993:67). Sus dimensiones son aproximadamente de 21 × 16 mm, con un peso de 2,5 g.
En Argentina, la especie se reproduce entre los meses de octubre y enero. El período de incubación tiene una duración de entre 15 y 16 días (de la Peña, 1993:67).
Desarrollo del pichón
El polluelo nace completamente desnudo y con los ojos cerrados. Al eclosionar, presenta un comportamiento altamente agresivo, eliminando las otras crías del nido mediante el uso de su pico en forma de gancho, asegurando así su exclusividad en la crianza (de la Peña, 1993:68). El abandono del nido ocurre entre los 16 y 18 días de edad, aunque el individuo permanece sin volar durante aproximadamente una semana adicional, período en el cual sigue siendo alimentado por el hospedador hasta alcanzar los 36 días de vida (Payne, 2005:172; Sick, 1993:284; Haverschmidt, 1968:155; Wetmore, 1968:132; Morton & Farabaugh, 1979:212; Salvador, 1982:68; Salvador, 2011:108; de la Peña, 1993:68; de la Peña, 2013:182; de la Peña, 2016:359).
Observaciones y estudios previos
A diferencia de otros cucos parásitos, la T. naevia no destruye los huevos del hospedador (de la Peña, 1993:67). Generalmente, se encuentra un solo huevo por nido; sin embargo, en Argentina se han registrado casos de dos huevos en nidos de Synallaxis spixi (Pijuí plomizo), Synallaxis gujanensis (Pijuí coroniparda) y Certhiaxis cinnamomeus (Curutié colorado) (de la Peña, 2013:182; Hartert & Venturi, 1909:230), así como en Schoeniophylax phryganophila (Chotoy) (de la Peña, 2013:182).
Diversos estudios han abordado la relación del Crespín con sus hospedadores actuales y potenciales (Skutch, 1969:5; Freed, 1987:195; Erritzoe, 2012:116). Para un análisis más detallado sobre su reproducción en Argentina, pueden consultarse los trabajos de Hartert & Venturi (1909:230), Mogensen (1927:68), Smyth (1928:128), Pereyra (1938), Giai (1950:125), Contino (1980), Salvador (1982:67), de la Peña (2016:360), López-Lanús (1997:40), Pautasso (2002:3) y Di Giacomo (2005:294).
Especies hospedadoras
La lista de especies hospedadoras registradas son citadas por los siguientes autores: Friedmann, 1933 en Studer & Crozariol, 2023; Davis, 1940:208; Loetscher, 1952:169; Sick, 1993:284; Haverschmidt, 1968:155; Wetmore, 1968:135; Salvador, 1982:66; Kiff & Williams, 1978:138; Stiles & Skutch, 1989; ffrench, 2004:30; Payne, 2005:172; Erritzøe at al., 2012:116; Salvador, 2013:58; Skutch, 1969:5; Freed, 1987:195; Lowther, 2020).