Diurno. Sedentario. Generalmente solitario particularmente durante el invierno, aunque durante la época de reproducción se los puede ver en parejas (Slud, 1964)
La razón de esta naturaleza solitaria es debido a que esta especie es muy territorial (Remsen, 1991).
Muy agresivos cuando defienden su zona de reproducción, generalmente entre los machos. Aparentemente no migrantes (Bent, 1940)
El procedimiento del “cortejo” no ha sido estudiado en detalle en esta especie, pero se cree que es similar al de otros Martín-pescadores: “cortejo-alimentación”. Se posa sobre postes, alambres, ramas. Realiza movimientos acompasados de cabeza y cola.
Vuela velozmente a ras del agua (De la Peña et al., 2009). Pasa la mayoría del tiempo posado cerca del agua. Durante la noche posado en árboles o arbustos dentro de su territorio.
VOCALIZACIONES
Se comunican a través de una amplia variedad de sonidos o llamadas. La más común es un estridente y áspero y duro “tick-tick-tick” seguido de un zumbido tipo “sree-ssee-ssee-ee srri-srri-srri”, como alarma o advertencia
Con la excepción de la llamada de alarma, la función de sus llamadas es revelar su localización y distinguir su territorio de los de otros individuos. Otro propósito de la llamada es alertar a la pareja de que es su obligación incubar durante la noche (Bouglouan, 2015).
Canto: agudo y estridente; comprende una secuencia descendente de “klí-kli- kli-kli-kli”. (Sick, 1997)
ALIMENTACIÓN
Zotta (1934) comenta que en su contenido estomacal encuentra pececillos muy digeridos.
Se alimenta de peces pequeños, entre 2-10 cm (Characidae), crustáceos, ninfas de libélula (Odonata), insectos (Hemiptera), hormigas (Hymenoptera). Buscan las presas desde una percha o rocas en la orilla. De vez en cuando mueve la cabeza y agita la cola, hace una inmersión abrupta en el agua y vuelve a posarse con la presa. En Costa Rica, el 50% de los ataques fueron seguidos por un cambio de ubicación antes de la próxima inmersión. Sólo el 30% de las inmersiones tienen éxito. (Betts & Betts, 1987)
REPRODUCCIÓN
En abril en Texas; probablemente de enero-mayo, en México; En febrero-abril en Costa Rica; En noviembre-febrero en Panamá; En mayo-agosto y diciembre en Surinam (Woodall, 2020)
En Argentina nidifican de octubre a diciembre (De la Peña, 2016; De la Peña, 2013; De la Peña et al., 2009)
Se localizaron nidos en Salta, Tucumán, Córdoba, Santa Fe, Buenos Aires de agosto a febrero. En cuevas en las barrancas, 1-3 m sobre el nivel del agua y a menudo oculto parcialmente por la vegetación. Excavado por ambos sexos (De la Peña, 2013; De la Peña, 2016; Di Giácomo & López-Lanús, 2000; Fry & Fry, 2010)
Nido expuesto, elaborado. Sin materiales en la cámara de postura. Puesta de 4 ó 5 huevos blancos, ovoidales o elípticos. Según Pereyra (1932) cuentan los isleños que si cuando está incubando y viene alguna marea o creciente del río y le inunda la cuerva, sacan los huevos con el pico y los depositan sobre el terreno para seguir ahí la incubación.
La hembra incuba durante la noche, alterna con el macho durante el día; período de incubación de al menos 21 días; Las crías altriciales, son alimentadas por ambos padres, dejan el nido aproximadamente a los 27 días después de la eclosión y son independientes 4 semanas después (Bent, 1940; Fry & Fry, 2010).
El cortejo es poco conocido, pero probablemente el macho corteja a la hembra proporcionándole alimento, adoptando posturas para exponer su banda pectoral roja y realizando vuelos dando llamadas de advertencia (Bouglouan, 2020)