Familia Picidae


Aves cosmopolitas, siendo la región neotropical la más rica en estas especies. Ampliamente distribuidas por el mundo a excepción Madagascar, Nueva Guinea, Nueva Zelanda, Australia y la totalidad de las islas del océano Pacífico (Godman et al., 1879)

MORFOLOGÍA
De peso variable (10-200 g), todos son fácilmente reconocibles por su pico fuerte, recto con forma de escoplo, con el que martillean con tanta fuerza que ha necesitado proteger el cerebro del exceso de vibración que se ha realizado del cráneo y de la musculatura (Protactor ptrygoidei)
La musculatura del cuello es muy fuerte con adaptaciones especiales en las vértebras.
Otra particularidad anatómica de los picidae es la movilidad del maxilar, está reducida en las especies que golpean más vigorosamente.
El pico puntiagudo también presta funciones de pinza. Generalmente es más ancho que alto en la base, mientras que en el ápice es mucho más alto que ancho. No termina en punta aguda sino aplanada verticalmente, recordando la hoja de un formón, salvo pocas excepciones. El pico del macho frecuentemente es más largo
Lengua vermiforme larga, a veces 5 más que el pico. Terminadas en lancetas que les permiten explorar las galerías que realizan en la madera las larvas de los insectos, a las que acceden por agujeros que realizan para arponear a estos invertebrados y hacerlos sus presas.La punta de la lengua tiene adaptaciones especiales con corpúsculos táctiles
Músculos hioides se dirigen por la nuca hacia delante, terminando en la cabeza y penetrando en la base del maxilar
La glándula mandibular (glandula picorum) (de mayor tamaño en aquellos que se alimentan de hormigas y termitas) produce una secreción viscosa que actúa como un pegamento que da a la lengua una capacidad prensora.
Tarsos cortos (adaptación por su estilo trepador), con pies zigodáctilos (dos dedos hacia el frente y dos hacia atrás), uñas largas, fuertes, afiladas, muy comprimidas lateralmente, en forma de hoz, que les permiten un buen agarre en posición vertical e incluso horizontal sobre la corteza de troncos y ramas. El dedo externo puede estar desplazado lateralmente en una posición adecuada para fijarse a troncos grandes. Las especies argentinas tienen 4 dedos, en general todos de diferente longitud, siendo los internos los más cortos y con frecuencia el interno posterior más corto. Segundo y tercer dedo con la primera falange soldada.
Patas casi siempre oscuras. Tibia emplumada.
La cola (a excepción de los Picumnus), es un órgano de apoyo en sustratos verticales gracias a las timoneras, toscas y resistentes, con raquis gruesos, flexibles, y barbas sueltas de mayor o menor rigidez según las especies, y de ápice escotado en forma de V.
El color negro de los raquis (producido por la melanina), le confiere mayor resistencia a la estructura. Utilizada como elemento de locomoción, cuando trepan doblan la extremidad hacia abajo utilizándola como punto de apoyo.
Presentan un leve dimorfismo sexual, que se manifiesta por algún detalle del diseño cromático (dicromatismo sexual). Por ej. el macho se distingue por una estría malar (Celeus o dryocopus) o por una mancha roja en el vértice de la nuca (Veniliornis).
Emiten un olor fuerte típicamente resinoso. Parece que este olor no tiene que ver con la alimentación. Se trata de un olor adherido al plumaje, que tal vez se deba a la grasa de la glándula uropigiana o a las propias plumas.

VOCALIZACIONES
Todos tienen un canto territorial y diversas llamadas. A estas voces se suma el “tamborileo”, (que no se debe confundir con el ruido que produce al tallar para obtener alimento o construir el nido), y que ejecuta en troncos secos con la función de producir ruido, en defensa del territorio o para comunicarse con su pareja. Escoge el sustrato de forma que proporcione una buena ampliación de los sonidos y del alcance del ruido.

ALIMENTACIÓN
Todo tipo de larvas e insectos en árboles parasitados.

COMPORTAMIENTO
Arborícolas, más bien solitarios.
Vuelo ondulado, combinado con series de aleteos rápidos para ganar o perder altura.
Duermen en huecos, donde también se refugian de la lluvia.
Comienzan sus actividades más bien tarde no siendo grandes madrugadores. Son muy agresivos.

REPRODUCCIÓN
Existen diferentes ceremonias nupciales y entre rivales. La pareja construye el nido, generalmente uno por cada periodo reproductivo, elaborando cavidades sobre todo en árboles muertos. Trabajan en más de una cavidad a la vez, prefiriendo superficies inclinadas, lo que facilita la protección de la lluvia y defensa de la entrada. La entrada coincide con el tamaño del cuerpo, impidiendo la entrada de aves y depredadores más grandes. Cuando no encuentran árboles adecuados, utilizan postes de luz o estacas de madera podrida. La cámara de postura está cubierta de virutas de madera finas, producto de la construcción del nido (no acarrean material para el nido).
La puesta es de unos 2-4 huevos, blancos y brillantes. Incubación 12 -14 días.
Crías altriciales, aunque no ciegas del todo ya que elevan la cabeza cuando la entrada de los padres obstruye la luz del nido. Son más sensibles, en relación, a los ruidos producidos en el tronco al llegar los alimentos. Dejan de emitir sonidos cuando escuchan señales de alarma externas.
Tienen una pequeña tumefacción blanca en la base de la mandíbula para guiar a sus padres en la alimentación en la oscuridad de la cámara.

CONSERVACIÓN
Se podría decir que, de las especies presentes en Argentina, las poblaciones se encuentran en un estado de conservación aceptable, excepción hecha del Carpintero cara canela (Celeus galeatus) de la mata atlántica –representada en nuestro país por la selva Misionera– gravemente amenazado por la disminución del ambiente que habita; se calcula que su población no alcanza en la actualidad los 10.000 individuos y la Lista Roja de Especies Amenazadas los cataloga como Vulnerables (Bird Life, 2012; López, 2011). Sin embargo, algunos estudios realizados en otros países sobre especies afines a las aquí presentadas, ya están alertando sobre las consecuencias que la pérdida de áreas boscosas, la urbanización y la fragmentación de los ambientes están teniendo sobre los pájaros carpinteros (Sandoval, 2009; Drapeau et al, 2009); uno de los principales problemas detectados guarda relación con la escasez de sustratos para los nidos, es decir, de árboles añosos o árboles muertos en pie, donde emplazar los huecos donde criar a los pichones.

Existen 210 especies en todo el mundo; 28 en Argentina (Narosky e Yzurieta, 2010) y 14 en la provincia de Misiones.

Estas 14 especies pertenecen a los siguientes géneros:​

CAMPEPHILUS

COLAPTES

CELEUS

DRYOCOPUS

MELANERPES

PICULUS

PICUMNUS

VENILIORNIS/DRYOBATES

BREVES APUNTES HISTÓRICOS

” Pico (del griego antiguo Πἳκος Pikos) era en la mitología romana, una divinidad profética, descrito como hijo de Saturno o de Sterculus, marido de la ninfa Canente y padre de Fauno. En algunas tradiciones se le consideraba el primer rey del Lacio, pues su hijo Fauno fue padre de Latino, el rey de los laurentinos contra quienes lucharon Eneas y los troyanos, y a quien luego se unieron.

Fue un famoso adivino y augur, y, como hacía uso en estos menesteres de un picus (‘pájaro carpintero’), recibía también este nombre él mismo. Se le representaba de forma ruda y primitiva como un pilar de madera con un pájaro carpintero sobre él, y más tarde como un hombre joven con un pájaro carpintero sobre la cabeza. Toda la leyenda de Pico está basada en la noción de que el pájaro carpintero es un pájaro profético, consagrado a Marte. Se decía que Pomona estaba enamorada de él, y que cuando no correspondió al amor que Circe le profesaba, ésta lo transformó en un pájaro carpintero, que sin embargo retuvo los poderes proféticos que había poseído como hombre”.

​BIBLIOGRAFÍA